Hoy les traigo una de mis series preferidas, un clásico de la animación erótica de hecho. El gran artista erótico/pornográfico Toshio Maeda inició, con este trabajo, el género de los tentáculos y demonios (o monstruos) en el manga moderno. Con un estilo inconfundible y una serie de temáticas que danzan entre lo horroroso y lo erótico, Maeda se ha convertido en uno de los mangakas hentai más aclamados y conocidos. Ahora, veremos uno de los trabajos más emblemáticos del padre del tentacle-rape: Urotsukidoji.
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Tres reinos conviven con cierta normalidad: el mundo humano (ningenkai), el de los hombres bestia (juujinkai) y el de los demonios (makai). Cuenta la leyenda que el Choujin (overfiend, el rey demonio, el señor del mal) revive cada 3000 años, y que con su llegada traería la unificación de los tres reinos, así como la armonía eterna entre todas las creaturas. Es por esto que Amano Jyaku, un hombre bestia, se ha dado a la tarea de encontrar al choujin, y conseguir así el reino eterno que las leyendas tanto prometen; sin embargo, lo que descubrirá es que la leyenda no está del todo acertada y que su hallazgo del señor del mal solo traerá la destrucción inminente de todas las creaturas de los tres reinos.
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Se dice que, con la adaptación de Urotsukidoji, se inició el género tentacle-rape en el manga moderno. Esto es verdadero en cierto modo, porque es con esta animación que se comienza a explotar de forma más abierta, más "pública", la temática de los monstruos multi-tentaculosos. Pero esto no es del todo original de Maeda. La historia del arte en Japón rebosa de erotismo, más aún, de pinturas tradicionales que explotan el imaginario de la época y lo plasman sin tapujos; como ejemplo de esto podemos encontrar la inmortal obra Tato to ama (蛸と海女 - el sueño de la esposa del pescador) del reconocido artista Katsushika Hokusai, que no es la única en su tipo, pero que sirve como una inconfudible muestra de la tradición artística e imaginaria del país del sol naciente. Claro, en esta ocasión no vamos a entrar a fondo en la historia del arte erótico de Japón, pero al menos nos damos una idea.
Ahora, indiferentemente si la idea de los tentáculos picardos no es original de Toshio Maeda, sí hay que reconocer que abrió un vacío legal que dió puerta a que muchos trabajos de este tipo vieran la luz. La regulación de material pornográfico en Japón es bastante particular, desde hace mucho tiempo lo ha sido, y, para conseguir que sus ideas no murieran antes de siquiera tocar tinta, Maeda acudió a los viejos y conocidos tentaculos para darle vida a sus trabajos sin que estos sufrieran tanto acoso de la ley. En pocas palabras, Maeda encontró un vacío legal y lo aprovechó.
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El universo del manga (y del anime claro) cuenta con increíbles trabajos que mezclan el erotismo y la violencia, como dos caras de una misma moneda. Obras legendarias como Devilman, del maestro Go Nagai; Genocyber, como una magnífica crítica a la guerra; y Midori, la niña de las camelias, uno de los eroguro más reconocidos; y muchos otros trabajos que veremos luego; nos abren la mirada hacia nuevas formas de explotar la existencia humana en las que los japoneses son expertos. Ese movimiento artístico encapsula también a Urotsukidoji y le potencia para exponer todo lo que la mente de Maeda logra imaginar. La violencia y la pornografía no limitan sino que son, por el contrario, carriles por los que se puede llegar a todo lo imaginable. Con esto estoy pensando también en esos trabajos eroguro que sobrepasan ciertos niveles de brutalidad, pero que podremos ver luego.
Para finalizar, espero con esta pequeña reseña -a modo de introducción- haber despertado en ustedes la curiosidad por verse esta serie, y, para los que ya la han disfrutado, me gustaría saber qué más podríamos decir de este fascinante trabajo, si omití algo o hay algún tema que quisieran profundizar no duden en comentar.
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Ficha técnica
Título: Chōjin Densetsu Urotsukidōji - Urotsukidoji, la leyenda del señor del mal
Estudio: Phoenix Entertainment
Emisión: Enero 1987 - Abril 1989
Dirección: Hideki Takayama
Capítulos: 3 OVAs
Géneros: hentai, sobrenatural, horror, acción.
Sinopsis
Tres reinos conviven con cierta normalidad: el mundo humano (ningenkai), el de los hombres bestia (juujinkai) y el de los demonios (makai). Cuenta la leyenda que el Choujin (overfiend, el rey demonio, el señor del mal) revive cada 3000 años, y que con su llegada traería la unificación de los tres reinos, así como la armonía eterna entre todas las creaturas. Es por esto que Amano Jyaku, un hombre bestia, se ha dado a la tarea de encontrar al choujin, y conseguir así el reino eterno que las leyendas tanto prometen; sin embargo, lo que descubrirá es que la leyenda no está del todo acertada y que su hallazgo del señor del mal solo traerá la destrucción inminente de todas las creaturas de los tres reinos.
Urotsukidoji, el nacimiento de un género
Se dice que, con la adaptación de Urotsukidoji, se inició el género tentacle-rape en el manga moderno. Esto es verdadero en cierto modo, porque es con esta animación que se comienza a explotar de forma más abierta, más "pública", la temática de los monstruos multi-tentaculosos. Pero esto no es del todo original de Maeda. La historia del arte en Japón rebosa de erotismo, más aún, de pinturas tradicionales que explotan el imaginario de la época y lo plasman sin tapujos; como ejemplo de esto podemos encontrar la inmortal obra Tato to ama (蛸と海女 - el sueño de la esposa del pescador) del reconocido artista Katsushika Hokusai, que no es la única en su tipo, pero que sirve como una inconfudible muestra de la tradición artística e imaginaria del país del sol naciente. Claro, en esta ocasión no vamos a entrar a fondo en la historia del arte erótico de Japón, pero al menos nos damos una idea.
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| Tako to ama - el sueño de la esposa del pescador, Katsushika Hokusai |
Ahora, indiferentemente si la idea de los tentáculos picardos no es original de Toshio Maeda, sí hay que reconocer que abrió un vacío legal que dió puerta a que muchos trabajos de este tipo vieran la luz. La regulación de material pornográfico en Japón es bastante particular, desde hace mucho tiempo lo ha sido, y, para conseguir que sus ideas no murieran antes de siquiera tocar tinta, Maeda acudió a los viejos y conocidos tentaculos para darle vida a sus trabajos sin que estos sufrieran tanto acoso de la ley. En pocas palabras, Maeda encontró un vacío legal y lo aprovechó.
Cuando lo grotesco y lo erótico se encuentran
El universo del manga (y del anime claro) cuenta con increíbles trabajos que mezclan el erotismo y la violencia, como dos caras de una misma moneda. Obras legendarias como Devilman, del maestro Go Nagai; Genocyber, como una magnífica crítica a la guerra; y Midori, la niña de las camelias, uno de los eroguro más reconocidos; y muchos otros trabajos que veremos luego; nos abren la mirada hacia nuevas formas de explotar la existencia humana en las que los japoneses son expertos. Ese movimiento artístico encapsula también a Urotsukidoji y le potencia para exponer todo lo que la mente de Maeda logra imaginar. La violencia y la pornografía no limitan sino que son, por el contrario, carriles por los que se puede llegar a todo lo imaginable. Con esto estoy pensando también en esos trabajos eroguro que sobrepasan ciertos niveles de brutalidad, pero que podremos ver luego.
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| El manga original es estrictamente pornográfico, Maeda no se anda con rodeos. |
Para finalizar, espero con esta pequeña reseña -a modo de introducción- haber despertado en ustedes la curiosidad por verse esta serie, y, para los que ya la han disfrutado, me gustaría saber qué más podríamos decir de este fascinante trabajo, si omití algo o hay algún tema que quisieran profundizar no duden en comentar.
